Provincia imperial, $hile, octubre de 2013
Por: Milan Mauricio
Grušić Ibáñez. Aprendiz de brujo.
Cualquier individuo que
postule a cargos de representación popular, sabe de antemano que su vida
privada se acabó y que cualquier infracción, falta o delito, será expuesta ante
los medios, con el fin de acabar con su reputación. No es menor que las acusaciones
que ha sufrido el candidato a la presidencia de la nación, Franco Parisi. Han
sido graves, pero hasta el momento no ha existido condena o dictamen que señale
si en verdad estamos frente a un sinvergüenza más en la política o ante una
rosa inmaculada, cosa que dudo.
Para muchos de nosotros, los
principios de Presunción de Inocencia, Legítima Defensa y Debido Proceso, son
valores que se nos inculcó desde temprana edad, en tiempos de oscuridad, cuando
la dictadura masacraba a nuestros compas sin presumir su inocencia, sin defensa
y sin un juicio justo, sencillamente fueron hechos desaparecer por pensar
diferente.
Aunque hoy en día, la televisión
intenta ocupar una posición que no le es natural ni propia, la de impartir
justicia, hoy ésta intenta juzgar y condenar a priori, arrogándose la autoridad
que el propio pueblo le ha dado.
Incluso, existen organizaciones
(ONG´s) que intentan asimilarse a estos medios, en la labor de impartir
justicia, pasándose por buena parte, los principios que muchos accedimos a
defender ante todo y para todos.
Es claro que el poder corrompe y
hace que un individuo u organización se tome el derecho de juzgar a otros sin
pruebas, incluso utilizando testigos protegidos. Como ejemplo tenemos el caso
de algunos reporteros gráficos independientes que han sido acusados sin prueba
alguna, con testigos protegidos y descartando los propios principios que
hicieron inspirar la creación de dichas organizaciones, como la Presunción de
Inocencia, la
Legítima Defensa y el Debido Proceso. Incluso Observadores de
DD.HH. que son capaces de filtrar conversaciones privadas, claramente editadas
y publicarlas en redes sociales para desprestigiar a los que no piensan como
ellos.
Es evidente que para muchos Defensores
de los DD.HH., los principios que los guían son de exclusivo uso y desuso de
ellos y sus cercanos, el resto que se joda.
Volviendo a Parisi, me resulta
extraño que hoy los políticos y más de algún ciudadano, rasgue vestiduras por
las acusaciones que hoy pesan sobre el candidato neoliberal.
Durante veinte años nos
gobernaron los corruptos de la
Concerta , y por casi cuatro años nos está gobernando un
individuo que estafó al desaparecido Banco de Talca, en tiempos de la
dictadura. Nuestra política no es sana y tenemos que liberarnos de esa lacra
que nos está dado el ejemplo de que para obtener el éxito anhelado hay que
robar, engañar y corromperse hasta las venas.
No tengo simpatía por la política
partidista, no tengo simpatía con el modelo impuesto por el Imperio y menos aun
tengo simpatía por Franco Parisi. Pero, únicamente me pregunto: “¿Un
economista, profesor de una de las más prestigiosas universidades del país,
puede llegar a ser tan estúpido como para presentarse a la candidatura
presidencial, sabiendo de antemano que sus adversarios expondrían todo de su
pasado?”.
Me resulta difícil entender que
Franco Parisi se comporte como adolescente enamorado, teniendo frente de él a bestias sin corazón, que serían capaces de
vender a su propia madre con el propósito de obtener poder.
Creo que la información difundida
por la prensa debe de ser analizada y tener presente que no son ellos ni
nosotros los que estamos en derecho de juzgar e impartir justicia. Hoy existe
suficiente información para que se investigue, sin quitarle el derecho a Parisi
de ser considerado inocente hasta que se pruebe lo contrario, ser sometido a un
debido proceso y contar con la legítima defensa.
De los políticos, espero NADA.
Pero hay muchos ciudadanos que hoy necesitan saber definiciones ideológicas y
no acusaciones ni juicios públicos sin fundamentos reales.
Yo no soy una blanca paloma, ni
los defensores de DD.HH., ni los compas estudiantes que marchan por sus
derechos en las calles de Santiago, mucho menos los políticos o empresarios, ni
siquiera los curas o religiosos que pululan por la vida. Nadie tiene el derecho
de juzgar sin pruebas, nadie tienen el derecho de impartir justicia no dejando
al otro espacio de defensa, nadie debe ser sometido a un juicio público sin
presumir su inocencia, como en los tiempos de la caza de brujas en Europa.
Soy un individuo resentido, somos
un pueblo resentido, somos un mundo resentido, pero no por ello somos los
jueces que exonerarán o condenarán, parcialmente, a quien se le antoje, ya que
tarde o temprano seremos nosotros los juzgados, la historia es sabia y nos enseña
que hoy tenemos el poder, pero mañana puede que terminemos en la guillotina.
Lo que si puedo expresar hoy y en
mi justo derecho, es de emplazar al candidato Parisi a comportarse como hombre,
y no comparar sus sufrimiento con el de miles de chilenos y sus familias, que
sufrieron torturas y desapariciones en tiempos de la dictadura. A cuarenta años
del Golpe de Estado en Chile, no es admisible que un sujeto hable de “tortura psicológica”,
por el único hecho de estar siendo atacado por sus adversarios políticos.
Franco Parisi, si hoy pretendes
gobernar una nación herida por el fascismo, no pretendas igualarte a los que
fueron vejados o desaparecidos en dictadura. No pretendas ser un chileno más,
cuando ostentas una posición de privilegio, que la mayoría de los chilenos sólo
podemos imaginar o ver en la televisión.
Franco Parisi, hazte hombre y
defiéndete como tal o mejor vete a llorar como niño, lo que no supiste defender
como adulto.
Salud y Anarkía, y un porrito cada día…
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