Querida familia, amig@s y compañer@s
Desde Coyhaique con mucho calor y sol, les envío este link .
Las victimas del movimiento social, nueve personas que perdieron la visión de un ojo por efecto de los balines de las FF.EE., todavía esperan alguna respuesta.
En esta fecha abundan las declaraciones de un lado y del otro, esta reflexión de Patricio Segura da cuenta de como muchos de nosotros sentimos la situación hoy día-.
Un cálido abrazo desde Patagonia,
Magdalena
A dos años de la revuelta: ¿Qué aprendimos del Movimiento de
Aysén?, Por Patricio Segura
25 de febrero de 2014
"Diversas
interpretaciones sobre los logros del movimiento social hemos leído en los
últimos meses. Para el gobierno, más de un 90 % de avance de los compromisos.
Para algunos dirigentes oficialistas el cómputo anda cerca, siendo un poco
menos generosos los sectores menos proclives a la actual administración, para
desembocar en una mirada de fracaso absoluto por parte de otros actores. Tal
numérico afán es ilusorio en la hora vigente…”
Por Patricio Segura
Hace dos años, el 24 de febrero de 2012, fue enviado el
siguiente mensaje a tres posibles casillas electrónicas del Presidente
Sebastián Piñera: “Envío a usted propuestas del Movimiento Social para la Región de Aysén.
Nuestros atentos saludos. Iván Fuentes. Vocero Movimiento Social por la Región de Aysén”.
Aunque parezca insólito, y contrariando los mitos creados
por los analistas de inteligencia en su afán por develar la capacidad logística
y comunicacional de los revoltosos, la historia es mucho más pedestre de lo que
parece. Con el puente Ibáñez bloqueado, sin posibilidades de imprimir y
entregar físicamente el documento de 22 páginas preparado con las propuestas
temáticas de cada uno de los 11 puntos y con las relaciones cortadas con la
autoridad regional, la solución más sencilla fue remitir un correo a las
direcciones que suponíamos tenía el Primer Mandatario:spinera@presidencia.cl, sp@presidencia.cl,sebastianpinera@presidencia.cl.
A este le siguieron emails a parlamentarios y algunos
ministros.
Dos fueron las
respuestas que llegaron a la cuenta oficial del movimiento. Del senador
DC Patricio Walker: “Estimado Iván. Comparto plenamente la propuesta. Sigue
contando con nosotros para seguir luchando por las demandas legítimas de la
gente de Aysén. Un abrazo”. Y del vocero de gobierno a la fecha, Andrés
Chadwick: “Muchas gracias…saludos”. También, una no solicitada réplica de
la intendenta Pilar Cuevas.
En estos dos años, bastante agua ha pasado bajo el
infinitamente retratado puente de Aysén. Bajo aquel ícono de la rebelión
popular frente a lo que muchos consideramos fueron y son aspiraciones legítimas
de este territorio y de quienes en él vivimos. Algunas, las que no comprometían
el paradigma político, social y económico heredado de la dictadura y
administrado en democracia, fueron abordadas con premura. El bono de leña,
becas para estudiantes, el proyecto de ley para una zona franca y varias
mejoras hospitalarias, entre otras acciones, son ejemplo de ello.
Demandas específicas necesarias por la urgencia que imprime la desigualdad pero
que no apuntan a la transformación del injusto entramado institucional.
Otras, en cambio, se mantienen vigentes y sin respuesta; sueldo mínimo regionalizado y nivelación de
la asignación de zona para los empleados públicos entran en esta categoría.
También, las que herían el paradigma del modelo chileno, el de la imposición
vertical y corporativa de formas de desarrollo. En esas demandas estuvo y está que los ciudadanos podamos participar
vinculantemente en las decisiones sobre lo que ocurre en los territorios que
habitamos, en todos los niveles de impacto: local, regional, nacional.
Tal es un requerimiento estructural que no se agota en más recursos económicos
que no cambian un ápice el Chile vigente. Es incluso uno de los pocos de
los 11 puntos que trascendió y fue parte del debate de la pasada contienda
presidencial.
Diversas interpretaciones sobre los logros del movimiento
social hemos leído en los últimos meses. Para el gobierno, más de un 90 %
de avance de los compromisos. Para algunos dirigentes oficialistas el
cómputo anda cerca, siendo un poco menos generosos los sectores menos proclives
a la actual administración, para desembocar en una mirada de fracaso absoluto
por parte de otros actores. Tal numérico afán es ilusorio en la hora
vigente.
Hoy, similar a lo ocurrido con la ex Concertación, las
evaluaciones parecieran ser del tipo autocomplaciente y autoflagelante.
Entre los primeros estarían quienes se sienten obligados a extraer sólo lo
positivo porque se asumen mayormente responsables de lo ocurrido; nadie se
enorgullece de impulsar un alto sacrificio generalizado para obtener magros
resultados. Entre los segundos, quienes fueron críticos del proceso desde
un principio junto a los que se desencantaron en el camino. Todo esto
obvia, por cierto, que tanto aciertos como errores tienen mucho de trabajo
colectivo y no solo de individualidad.
Tal divergencia sobre lo que vivimos no es un efecto nuevo,
es consustancial a todo proceso en que convergen múltiples objetivos y visiones
de sociedad. Pasó con grandes revoluciones como las de Francia y Rusia, y
pequeñas revueltas históricas como la de Haymarket (Chicago, 1886) que dio paso
a la conmemoración del 1 de mayo. O la de la Chaucha en el Santiago de
1949 contra el aumento del valor del boleto del transporte público.
Quizás es muy pronto
para sacar conclusiones más allá de los logros materiales alcanzados o
pendientes. Cayó un ministro de Energía, Aysén reforzó una presencia
nacional que ya venía exhibiendo por su protagonismo ante el proyecto HidroAysén y la autoestima voló alto en cada
esquina de la región, forman parte del arqueo social. Serán los años venideros los que permitirán, con la calma y
la perspectiva que da el tiempo, hacer una evaluación más ecuánime. Lo
que sí sabemos es que Aysén no comenzó ni terminó con el movimiento social.
Fue un hito relevante que rescatamos todos quienes participamos y que somos
mayoría en la región, pero que también sabemos es parte de un proceso superior.
Por eso extraño suena esa suerte de institucionalización de
la mesa social que posteriormente se generó. Hoy un organismo sin
mandato, a la luz de que gran parte de las organizaciones y colectivos que la
sustentaban y que dieron piso a sus demandas ya no la integran, sin embargo lo
cual siguen defendiendo sus aspiraciones fuera del disminuido funcionamiento de
tal obsoleta estructura.
Porque si Aysén se movilizó hace dos años por algo, fue
también para erradicar el vicio de la falsa representación perpetua, que en un
raro proceso de fosilización pierde legitimidad y solo sirve a quienes interesadamente
validan tales orgánicas, en este caso la autoridad vigente. Eso es algo
que tenemos claro muchos de quienes fuimos parte, en cierta medida, de los
hechos ocurridos hace dos años ya.