Querida familia, amig@s, compañer@s:
La definición de zona extrema y zona aislada, es un término
que para muchos no significa nada. Para nosotros los habitantes de
estas zonas de la Patagonia,
es parte de nuestra vida.
Quisiera compartir con ustedes, uno de muchos testimonios:
Hace poco más de un año, una mujer de mas de ochenta
años vino a Coyhaique a visitar a su hija que vive aquí en la Patagonia hace mas de
veinte.
La mujer se cayó una noche al irse a dormir. Su hija, la
llevó de inmediato al hospital, le tomaron radiografía, era una fractura de
cadera. "La compadezco, por lo que le viene" expresó la enfermera de
turno. Al atender a su madre, usuaria de FONASA, el médico de turno solicitó el
nombre de un médico. La hija, sin pensar en nada, dio el nombre de un
traumatólogo con el que tenía algunos amigos en común y ciertas afinidades. El
medico de turno, fue inmediatamente a llamarlo y volvió con la noticia de que
el traumatólogo había aceptado atender a su madre.
Es necesario aclarar que la hija no tenía ninguna
experiencia con una emergencia hospitalaria de este tipo.
Eran las cuatro y media de la mañana cuando fue a
descansar un rato a su casa, mientras su mamá quedaba en la sala de
recuperación de la urgencia en el Hospital Regional de Coyhaique. Luego de
dos horas al volver al hospital, constató que su madre continuaba en la sala de
recuperación donde había otras dos camas ocupadas. El personal atento,
ella esperó la llegada del traumatólogo. "Vamos a tener que operarla,
ponerle una prótesis, te recomiendo esperar aquí para organizarnos", le
dijo el traumatólogo. Después de media hora, volvió con mala cara:
Malas noticias, dijo. No tenemos cama en el hospital, no hay
prótesis, no hay pabellón. Tu unica salida es llevártela.
¿Llevármela? ¿Como?
Si llevártela. La fractura es cerca de la femoral, la
situación es peligrosa, hay que actuar rápido. Le dijo el médico.
¿Y entonces? ¿Que hago? preguntó la hija.
Hay que buscar un avión ambulancia, llamarlo, pedirle que la
vengan a buscar, dijo el médico llevándola a una oficina donde había una mujer
de delantal blanco, sentada detrás del escritorio.
"Si fuera mi padre lo haría así" le dijo el
médico, la operación hay que hacerla luego, el viaje es riesgoso.
La hija había dormido solo dos horas, se sintió perdida
¿como actuar? llamó a Santiago. Si era la única vía, había que actuar le
dijeron los hermanos. Llamó al avión ambulancia con un número escrito en un
papelito que le pasó el mismo doctor. El avión ambulancia costaba siete millones de pesos. Intentó
con otros medios, las únicas líneas aéreas presentes en Aysén, Lan y Sky no
llevan pasajeros de esta gravedad, el viaje había que hacerlo con la paciente
estabilizada, con un médico acompañante.
Llamó al avión, combinaron el viaje, fue a su casa a buscar
las maletas de su mamá que había estado tres semanas en su casa, preparó
sus cosas para este viaje a Santiago, sin saber cuanto duraría. En ese momento
tuvo la idea de llamar a una amiga que trabaja en el hospital.
¿Porque no la llamó antes? ¡Para no molestar a los amigos! Las cosas no se hacen así, dice la amiga
experimentada, hay un sistema. ¿Tu mamá es FONASA cierto?
Si, es FONASA. Entonces tiene que operar el sistema público,
hablemos en el hospital. Ya había llamado al avión a Santiago, era mediodía, intentó
suspender el vuelo, los médicos y auxiliares estaban ya en el aeropuerto
preparándose para embarcar, le dijo la señorita al otro lado del teléfono.
¿Y que pasaba si decidía suspender el vuelo?
¿Si la cosa no se resolvía y tenía que llamar de nuevo
a ese avión ambulancia? ¿La atenderían cuando había dejado un vuelo
parado en el aeropuerto a punto de salir? Todo había que decidirlo en cuestión de segundos, sin haber
descansado, si entender el sistema, se fue al hospital con las maletas, ropa y
todo lo necesario para el viaje.
Ya no había vuelta atrás, el avión ambulancia venía en
camino.
¡Pero si no hay cama, no hay pabellón, no hay
prótesis!
¿Que hace una persona que se quiebra la cadera? Preguntó,
obteniendo solo evasivas como respuesta.
¡Opera el sistema público!
¿Y eso que significa?
Hasta el día de hoy, no sabe la respuesta.
Lo único que entendió de todo lo que dijeron, es que
esperar una operación de caderas a los ochenta años, en un hospital como
Coyhaique, es riesgoso y que los riesgos aumentan con los días. Tu solución es
apelar ayuda de FONASA a la vuelta, le dijeron todos y entonces, ella
partió en ese avión ambulancia con su madre sedada con una doctora y un
enfermero. Lo único que hizo durante el viaje fue llorar y hacer dos
cheques por un total de siete millones de pesos.
Nunca había hecho cheques por ese monto. Echó mano a la
herencia de su padre, su madre y sus hermanos se juntaron, pagaron entre todos.
¿Que más hacer? había que pagar la operación, la hospitalización después
del viaje, no era tiempo de lágrimas. No viene al caso contar la llegada a santiago, el viaje en
ambulancia, la llegada a un lugar completamente desconocido, con montón de
bolsos y maletas, la sensación de exilio, tener que dar otro cheque de un
millón y medio para que a la mamá la recibieran en el hospital, la impotencia
frente a un sistema donde ser pobre es tener firmada la sentencia de
muerte.
Lo que sigue es la bitácora de la solicitud de ayuda de
parte de la hija una vez retornada a Coyhaique:
Primero escribió al Director del Hospital Regional, carta
que nunca fue contestada. Luego apeló al Consejo de Defensa del Estado, una solicitud
de mediación con el hospital de Coyhaique, a lo que el Consejo de Defensa
del Estado contestó citando decretos y leyes que " Para que el
Consejo sea competente para mediación por daños de salud, se requiere que
exista un daño ocasionado con motivo del otorgamiento de una prestación
asistencial" etc. que en el reclamo "no indica daño alguno en
la atención de su madre, por lo cual no puede realizarse mediación".
Como la madre se salvó, no hay daño, y si no hay daño, no
hay mediación. Luego su madre misma apeló a FONASA, quien le contestó que
habiendo solicitado antecedentes al hospital de Coyhaique, que la
"Atención otorgada fue oportuna, adecuada, y acorde al cuadro clínico
presentado en ese momento: que fue atendida de inmediato en el servicio de
urgencia, con los medios diagnósticos disponibles y el médico de turno hizo el
diagnóstico… Que en el momento no fue posible la hospitalización inmediata por
no contar con camas el hospital... Se le informó que la fractura de cadera podía
ser resuelta localmente en el hospital de Coyhaique... Destacan que la decisión
de traslado inmediato a un centro asistencial privado fue adoptada por su hija,
quien habría procedido informadamente de que era bajo la modalidad de
libre elección, por tanto no institucional y que no obedeció a una indicación
técnico del traumatólogo… etc. (no es mi deseo aburrirlos)
¿Resumen?
Nada.
La familia debió asumir el traslado y operación de su madre.
Juzgue usted mism@.
El único hospital, los únicos médicos, la hija de esta mujer
debe seguir conviviendo con ellos, eso pasa en todos los lugares chicos.
Mal de muchos consuelos de tonto.
Y ante la pregunta:
¿Que hace una persona que no puede pagar? ¿Que no tiene
ninguna posibilidad de buscar un avión ambulancia? ¿Como lo resuelve?
A esta pregunta los médicos sólo contestan con evasivas. Vivir
en esta calma donde "el que se apura pierde el tiempo" tiene cosas
maravillosas, pero también situaciones como estas hay muchas. Juzgue usted
mism@ la situación, para comprender las rabias de los habitantes de esta parte
de Chile, rabias que en estos meses se han convertido en rugidos.
Esta historia no me la contaron, la viví yo con mi madre.
Muchos cariños a todas y todos
Magdalena