Provincia imperial, Chile, abril de 2013
CARTA ABIERTA A LA ASAMBLEA NACIONAL
POR LOS DD.HH.
Queridos compas y amigos.
Ante un comunicado de la Asamblea Nacional por los DD.HH., me he sentido
complicado y dudoso de lo que he podido entender e interpretar, obviamente, me
gustaría poder analizar, abiertamente, con ustedes dicho escrito.
Con fecha 13 de abril de 2013, se hace público por la Asamblea Nacional
por los DD.HH., un Comunicado que señala en parte:
“Como Asamblea Nacional por los DD.HH. hemos revisado, discutido y
analizado la trayectoria e historia de Eduardo Sánchez en nuestra organización,
así como también los antecedentes que lo
vincularon con el caso de “infiltración” del agente de la PDI (Iván Rodrigo Santana
Gallardo) en el ámbito de los Reporteros Gráficos, denunciado públicamente en
diferentes medios de Internet.
De acuerdo a lo anterior hemos resuelto que a contar de abril de 2013
el señor Eduardo Sánchez ya no pertenece a nuestra organización, Asamblea
Nacional por los DD.HH., debido a que ha vulnerado un valor esencial para las
organizaciones que conforman hoy el entramado político-social y cultural de
nuestro pueblo, la Confianza,
valor que por lo demás resulta fundamental para nuestro trabajo como organismo
de DD.HH., ya que construye la base de las relaciones entre quienes confiamos
en este espacio, así como también es determinante para quienes se buscan apoyo
cuando han sido vulnerados en sus derechos en cuanto a la aplicación de la
violencia por parte del estado.”
Sinceramente, me preocupa, de
sobre manera, que aun se mantenga, dentro de
ciertas organizaciones, una verdadera caza de brujas, sobretodo hacia
personas que han realizado una labor social importante, sin ser cuestionados
por años.
Me cuesta entender que la Asamblea Nacional por los DD.HH., revise, discuta y
analice una situación sin que el implicado sea notificado de
dichas acciones, que no se le informe de
las pruebas en su contra y se le niegue un debido proceso, negando sus DD.HH., evitando
al acusado poder ejercer una legítima defensa. La presunción de inocencia es un
valor fundamental dentro de las organizaciones de DD.HH. Sin duda no se
entiende que una organización, jamás antes cuestionada y que se aboca a la
defensa de los DD.HH., hoy caiga en un juego extremadamente peligroso y
cuestionable, guiándose por chismes sin sustentación alguna.
Supimos de Rafael Segovia (Iván
Rodrigo Santana Gallardo) y obviamente es preocupante y riesgoso que existan
infiltrados, pero. ¿Cómo poder saber de
antemano quien es in infiltrado o no? ¿Cuántos inocentes han sido culpados de
infiltración? Cuántos infiltrados hoy se encuentran en nuestras organizaciones
y hoy son compas, amigos y hasta hermanos? ¿Es motivo de culpa el haber sido
engañado por un infiltrado? ¿Es motivo de culpa sentir afinidad, empatía, y
afecto hacia una persona? ¿Quién puede asegurar que esta situación no haya sido
generada por personas que intentas dañar los movimientos sociales y ponernos a
todos en tela de juicio?
Muchas peguntas y difíciles de
responder. Hoy al parecer el currículo
político y nuestras acciones en tiempos de la dictadura no bastan para asegurar
que no trabajemos para el enemigo. Creo que también tengo derecho a dudar ¿o
no? Ya que ha sido la “Confianza”, valor insigne por dicha Asamble, la que hoy
me permito cuestionar.
Lo que si puedo decir, que si hoy
hay un culpable, esa es nuestra paranoia y sin duda nuestra incapacidad de
tener una inteligencia que sea capaz de adelantarse a estos hechos y prever
situaciones semejantes. A eso agreguemos recursos, funcionarios, cortes y
tribunales aceptados y reconocidos por todos, y muchísima burocracia.
En mi caso personal, si me
hubiesen presentado a Rafael, con sólo verlo le abría dado mi amistad. Algunos
dirán que eso es peligroso, pero más peligroso es que no confiemos en nosotros mismos. Hoy estoy más preocupado de los
que están a nuestro lado que de nuestros adversarios y enemigos. Queridos
compas, eso no es posible…
No voy a defender a un infiltrado de la PDI, pero
si quiero presentar mis dudas referentes al proceso que ha realizado la Asamblea Nacional
por los DD.HH. en contra de mi amigo Eduardo Sánchez. Dudas que refieren a
las causa llevada por la
Asamblea, que se encuentran muy alejado de lo que dicha
organización dice defender. Si existen dudas hacia un compa, ¿Por qué no tener
dudas de una causa mal llevada y mal abordada por ésta organización? Nadie
niega que la Asamblea Nacional por los DD.HH., tenga el derecho de
escoger a sus miembros, lo preocupante es la forma que utiliza para expulsar a
un compa, haciendo caso a chismes sin base real y crucificándolo públicamente,
negándole la oportunidad de defenderse. Ya que hablamos de “confianza”, ¿se puede “confiar en una institución
semejante?
No juzgo la labor de la Asamblea Nacional,
sino critico su comunicado y su dictamen hacia quien considero un amigo, “mi
amigo” Eduardo Sánchez Benítez. Creo que
hoy los chismes son más relevantes que el trabajo de años de personas que
arriesgan su vida en las calle, intentando comunicar lo que los medios
oficiales censuran. Y del mismo modo que defendería a vuestra Asamblea
Nacional por los DD.HH., porque conozco lo que son, así mismo me permito
defender a un compa, un amigo.
A un compa jamás se le deja solo, y ese es un valor que seguramente
no aparece directamente en la Declaración
Universal de DD.HH., pero si está plenamente escrita en
nuestro actuar y compromiso con nuestros compas en la lucha. Eduardo Sánchez
jamás dejó solo a un compa y su material gráfico siempre estuvo a disposición
de organizaciones de DD.HH..
No puede ser que de la noche a la mañana, "entre gallos y medianoche", se
culpe a un compañero de ser un informante, por años. Es decir que, durante años
se supo de los hechos o recién ahora suponen que por años lo fue y todo basado
en chismes e intrigas de terceras personas que únicamente buscan algo de fama
en sus grupos, aunque, prefiero pensar
que es más una rencilla “política” interna de una organización que sí se
encuentra infiltrada, pero de políticos inescrupulosos.
Sin ser parte ejecutiva de vuestra organización, fraternalmente pediría
que se ignore dicho dictamen y que se realice un proceso, dentro de los cánones
establecidos por los DD.HH.. Un debido
proceso registrado audiovisualmente, conocimiento de la causa, conocimiento de
las pruebas, conocimiento de los testigos, legítima defensa y lo fundamental,
presunción de inocencia. Si los procesos judiciales chilenos hoy son públicos,
¿por qué la Asamblea
Nacional por los DD.HH. va a ser menos? No basta con ser
la mujer del Cesar, sino parecerlo.
Yo fui victima de los que hace un tiempo llamé compas, los
conocidos como Cascos Azules. Se hizo un proceso sin que yo supiese, se me negó
un debido proceso, la legítima defensa y se pisoteo el principio de inocencia.
Por suerte, el gestor de esa intriga, Marino del Canto, hoy se encuentra
alejado de los Cascos Azules.
Compas, no quiero que un amigo
pase por semejante situación, en ninguna organización o grupo sociales. Créanme
que entiendo vuestra paranoia, pero también actuemos con dignidad y altura de
mira. No representan exclusivamente una organización, representamos algo más
grande y universal, los Derechos Humanos.
No permitamos que seamos
infiltrados por agentes, pero tampoco
por la política sucia que nos ha carcomido nuestros corazones por ansias de
poder. No pasemos a ver brujas en todas las esquinas, ni terminemos
quemándolas en grandes hogueras públicas, para sólo satisfacer nuestro ego y
sed de venganza. No permitamos que organizaciones se arroguen el derecho de
juzgar públicamente a un ciudadano, sin que ellos mismos asuman, a posterior,
su responsabilidad en caso de haber cometido un error. Recordemos cuantos
murieron en dictadura sin siquiera haber tenido un juicio justo y por el sólo
hecho de pensar diferente.
Si hoy hay un crimen que castigar, ese delito es confiar en una persona
y yo también soy culpable de eso… Tú también eres culpable. Muchos somos
culpables de eso y de muchísimo más. Ustedes también lo son. Somos todos o
ninguno… No dejaré a mi compa sólo…
Fraternalmente,
Milan Mauricio Grušić
Ibáñez