Por Thierry Meyssan
Las potencias occidentales y los países del Golfo han
emprendido la operación de guerra secreta más importante que se haya visto
desde la de los Contras, en Nicaragua. El objetivo de la batalla de Damasco no
es el derrocamiento del presidente Bachar al-Assad sino quebrar el Ejército
Árabe Sirio para garantizar la dominación de Israel y Estados Unidos en el
Medio Oriente. Mientras la ciudad se prepara para un nuevo asalto de los
mercenarios extranjeros, Thierry Meyssan pasa en revista la situación.
Hace ya 5 días que Washington y París dieron inicio a la
operación «Volcán de Damasco y terremoto de Siria». No se trata esta vez de una
campaña de bombardeos aéreos sino de una operación de guerra secreta comparable
a desarrollada en Centroamérica en tiempos de la administración Reagan.
Entre 40 y 60,000 Contras, principalmente libios, han
entrado en el país en varios días, esencialmente a través de la frontera
jordana. La mayoría están vinculados con el Ejército «Sirio» Libre, estructurado
bajo las órdenes de Turquía para servir de pantalla a las operaciones
secretas de la OTAN.
Algunos son miembros de grupos de fanáticos, entre ellos al-Qaeda,
creados bajos las órdenes de Qatar y de una facción de la familia
real de Arabia Saudita: los Sudairis. Se apoderaron a su paso de varios puestos
fronterizos, antes de llegar a la capital, donde sembraron la confusión
atacando al azar los objetivos que encontraban a su paso: como grupos aislados
de policías o de militares.
En la mañana del miércoles, una explosión destruyó la sede
de la Seguridad
Nacional , donde se reunían varios miembros del Consejo de Seguridad
Nacional. La explosión costó la vida al general Daud Rajha, ministro de
Defensa; al general Assef Chawkat, ministro adjunto; y al general Hassan
Turkmani, adjunto del vicepresidente de la República. Se
desconoce aún el modo exacto en que fue realizada la operación. Podría tratarse
de un atentado suicida o de un ataque realizado con un avión sin piloto.
Washington esperaba que la decapitación parcial del aparato
militar sirio condujese a varios oficiales superiores a desertar con sus
tropas, o sea a volverse contra el gobierno civil. Pero no ha sido así. El
presidente Bachar al-Assad firmó inmediatamente las nominaciones de los
sucesores de los fallecidos, garantizando así a la perfección la continuidad
del Estado.
En París, Berlín y Washington, los mismos que ordenaron la
operación se han entregado además a una sucia maniobra que consiste en condenar
el acto terrorista a la vez que confirman su apoyo político y logístico militar
a los terroristas que lo cometieron. De forma totalmente desvergonzada concluyeron
que los responsables de los asesinatos no son los realizadores del atentado
sino las propias víctimas, por haberse negado a dimitir bajo la presión de esos
mismos gobiernos y por no haber aceptado entregar su patria a los apetitos
occidentales.
Caracas y Teherán han expresado sus condolencias a Siria,
subrayando que el ataque fue ordenado y financiado por las potencias
occidentales y los países del Golfo. Moscú también expresó sus condolencias y
observó que el pedido de sanciones contra Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU constituye un respaldo
político a los terroristas que atacan ese país.
Los canales de la televisión siria comenzaron a transmitir
cantos patrióticos e imágenes del ejército. Interrumpiendo la programación, el
ministro de Información, Omran al-Zou’bi, lanzó un llamado a la movilización de
toda la ciudadanía. No es momento para querellas entre gobierno y oposición. La Nación está enfrentando una
agresión externa. Recordando el artículo que publiqué en Komsomolskaya
Pravda, donde describía la operación mediática de desmoralización preparada por
los canales occidentales y del Golfo, el ministro alertó a sus conciudadanos
sobre el inminente comienzo de dicha operación. Posteriormente desmintió las
falacias de los canales del Golfo sobre un supuesto motín en la 4ª división y
sobre una serie de explosiones que habrían destruido el cuartel principal de
dicha división.
Los canales nacionales sirios han transmitido varias veces
por hora las indicaciones necesarias para que los telespectadores sirios puedan
captar sus programas a través del satélite Atlantic Bird, en caso de que
se interrumpiera su transmisión a través de los satélites ArabSat y NileSat.
En Líbano, Hassan Nasrallah recordó la hermandad de armas
existente entre el Hezbollah y Siria, forjada en la lucha contra el
expansionismo sionista, y garantizó su respaldo al Ejército Árabe Sirio.
El atentado fue la señal de inicio para la segunda parte de
la operación. Los grupos armados infiltrados en la capital se lanzaron al
ataque de diversos objetivos, de forma más o menos selectiva. Por ejemplo, un
centenar de Contras atacaron la casa próxima a mi apartamento al grito de ¡Alá
Akbar! Un alto responsable militar reside en el lugar. Hubo 10 horas de
combate ininterrumpido.
Al caer la noche, el ejército respondía con discreción a los
ataques de los Contras. Posteriormente, se dio la orden de responder a los
atacantes lo más enérgicamente posible. No se trataba ya de luchar contra
terroristas que venían a desestabilizar Siria. La nueva misión era enfrentar
una inconfesable invasión extranjera y proteger la patria en peligro.
La aviación entró entonces en acción para destruir las
columnas de mercenarios que tratan de alcanzar la capital.
Al final de la mañana, la calma se restablecía
progresivamente en la ciudad.
Los Contras y sus colaboradores se veían obligados
a retirarse. Se restablecía la circulación en las carreteras y las grandes
arterias y se instalaban barreras para filtrar el tránsito en el centro de la
ciudad. La vida volvía a su curso cotidiano, aunque aún podían escucharse
disparos aislados en diversos lugares. La mayoría de los comercios permanecían
cerrados y largas colas podían verse ante las panaderías.
Se piensa que el asalto final puede tener lugar durante la
noche del jueves al viernes y durante la jornada del propio viernes. Es
indudable que el ejército nacional sirio saldrá nuevamente victorioso ya que
tiene a su favor la correlación de fuerzas. Se trata además de un ejército de
reclutas que goza del apoyo de la población, e inclusive el respaldo de la
oposición política interna.
Conforme a lo previsto, los satélites ArabSat y NileSat
desconectaron durante la tarde la señal del canal sirio de televisión Ad-Dounia.
La CIA pirateó la
cuenta de Ad-Douni en Twitter para transmitir mensajes falsos que anunciaban
una retirada del ejército nacional sirio.
Los canales de televisión del Golfo anunciaron un derrumbe
de la moneda siria, como preludio de la supuesta caída del Estado. El
gobernador del Banco Central, Adib Mayaleh, se presentó ante las cámaras de la
televisión Siria para desmentir la nueva intoxicación y confirmar que la tasa
de cambio sigue siendo de 68,30
libras sirias por un dólar estadounidense.
Se desplegaron refuerzos en los alrededores de la plaza de
los Omeyas, para proteger los estudios de la televisión estatal, que todos los
enemigos de la libertad consideran un objetivo prioritario. Se han instalado
estudios auxiliares en el hotel Rosa de Damasco, donde pasan cómodamente su
tiempo los observadores de la
ONU. La presencia de estos observadores militares de la ONU , que no han permitido que
el ataque contra la capital interrumpa su farniente, sirve de facto de
protección a los periodistas sirios que arriesgan sus vidas para mantener
informados a sus conciudadanos.
En el Consejo de Seguridad de la ONU , la Federación Rusa y
China recurrieron por tercera vez al veto ante una proposición de resolución en
la que los países occidentales y las monarquías del Golfo trataban de abrir el
camino a una intervención militar internacional. Los representantes de Rusia y
China ante el Consejo de Seguridad han denunciado incansablemente la propaganda
tendiente a presentar como una revuelta ahogada en sangre lo que en realidad es
una agresión exterior contra el Estado sirio.
Se estima que la batalla de Damasco puede reanudarse esta
noche.