Provincia Imperial, Chile, 13 de marzo de 2012.
Por: Milan Mauricio Grušić Ibáñez. Turista en Santiago.
Después de un 2011 muy agitado,
con un sin fin de manifestaciones y protestas por HidroAysén y la Educación , me imaginé
que enero y febrero serian muy calmados. Ante esto, comencé los preparativos
para disfrutar mis vacaciones como nunca antes lo había hecho. Algunos
viajecitos a Valparaíso, salidas al campo, disfrutar la naturaleza, etc..
Tarado de mí, que me adelanté a los acontecimientos sin saber lo que se venía.
Apenas comenzamos el año, me vi
sumergido en un continuo ejercicio de participar en muchas marchas de
estudiantes secundarios, que no sólo exigían cambios profundos en la educación,
sino que además el reintegro a sus colegios de los cuales habían sido
expulsados.
Inentendible, un estado que debe
de garantizar la educación a todos los niños y jóvenes de Chile y por otro lado
los colegios expulsando a los chicos que fueron cabecillas de las protestas y
tomas de liceos en el 2011.
Se nota que estamos en un
gobierno de derecha, donde la desobediencia civil es castigada, no sólo con
palos, sino que con la extracción social del individuo que no acate las ordenes
del señor patrón.
Fue evidente la disminución de
los asistentes a estas marchas de protesta, como también fue indudable el
endurecimiento del gobierno, al no autorizar marcha alguna en Santiago, o en
alguna otra zona del país.
Desde el principio, algunos
entendimos que si el estado intenta ocultar, o disminuir los conflictos,
utilizando la represión, la respuesta será implacable, por parte de los ciudadanos
rebeldes. A más represión, más violencia de los chicos que endurecen sus
posturas ante la negativa del estado por cumplir sus obligaciones como tal.
Levantarse, partir a una
convocatoria, ponerme mi credencial de Observador de DD.HH., sacar mi cámara, y
comenzar la labor de supervisión de los procedimientos de funcionarios del
estado encargados de la represión. Ser maltratado con empujones e insultos, y
hasta una detención, fue mi gran verano del 2012.
Les contaré que un día decidí ir
a Valparaíso. Apenas llegamos mi kompa y yo, nos dirigimos a comernos unas
empanadas fritas, de queso con ostiones, de la “Famosa”, famosas empanadas de
la ciudad puerto. De allí partimos a la caleta Portales, donde ocupamos un
bello lugar para reposar nuestros hermosos cuerpos, esperando que apareciese el
sol de verano. Ya al despejar el cielo, nos enfrentamos a un hermoso sol, que
nos hizo protegernos con bloqueador solar y algo de ropa. Hay que entender que
Chile tiene un serio problema con el agujero que existe en la capa de ozono, eso
hace que llegue demasiada radiación solar que puede provocar serias quemaduras
y cáncer a la piel. Algo agitado estaba el mar ese día, así que tuvimos que
conformarnos con mojarnos las patitas en la orilla. Una ola enorme provocó que
me mojara hasta las pelotas.
Que sucia es la gente en Chile,
¿por qué no botan los desperdicios en los basureros habilitados? ¿Por qué
utilizan las aguas como cloacas de sus inmundicias? ¿Será flojera, mala
educación, genes defectuosos, o sencillamente los rayos ultravioleta? Sea lo
que sea, la consecuencia se hace ver en las arenas y aguas de nuestro litoral.
Ya después de descansar en las
orillas del mar chileno, nos dirigimos a “Los Compadres” (las dueñas son un par
de comadres, curioso), donde disfrutamos de unos riquísimos platos criollos,
con mariscos y pescados de la zona.
Partimos de la caleta para
dirigirnos a la Plaza
de La Victoria ,
en Valparaíso, con el fin de disfrutar de un rico helado artesanal conocidísimo
en la zona. Nos costo llegar pero dimos con la reconocida gelatería, y
disfrutamos nuestros respectivos helados, del Vitamin Service, sentados en la
peligrosa Plaza de La
Victoria. Señalo que es peligrosa dicha plaza, porque hay
muchísimo tránsito de autitos para niños y skaters que hacen un verdadero riesgo
caminar con tranquilidad por esta popular plaza. Nos dirigimos al terminal de
buses de regreso a Santiago. Un fantástico día en la capital regional y capital
del poder legislativo de Chile, Valparaíso, puerto principal.
¿En que estaba yo? Mierda… en las
marchas…
Por el 13 de febrero, los
chilenos nos vimos sorprendidos con un fenómeno que nunca se nos pasó por la
cabeza que pudiese llegar a ocurrir en Chile, en periodo de vacaciones.
Un gran estallido social se hizo
sentir, no sólo en nuestra querida provincia imperial, sino en todo el mundo.
Aysén rugió con fuerza, al punto que provocó que el gobierno fascista, de la
administración Piñera, mandase a casi la totalidad de los efectivos de Fuerzas
Especiales, de Carabineros de Chile, a la zona.
Demandas como:
- Solución al alto costo de los combustibles (petróleo, bencina, parafina, gas, leña).
- Salud de calidad (infraestructura, especialistas, recursos tecnológicos adecuados).
- Equidad laboral (sueldo mínimo regionalizado, nivelación de zona, estabilidad para los funcionarios públicos).
- Generar un procedimiento vinculante (plebiscito, consulta) para que sea la región la que decida sobre dos temas esenciales: la construcción de represas y el respaldo a Aysén como reserva de vida.
- Universidad pública regional de alta calidad y formación académica nacida de los intereses y necesidades de los ayseninos.
- Regionalización de los recursos naturales (agua, recursos hidrobiológicos, mineros, silvoagropecuarios).
- Tomar medidas urgentes para no permitir que siga sucumbiendo la pesca artesanal, producto de políticas públicas erradas que benefician esencialmente a los grandes industriales y exterminan nuestros recursos hidrobiológicos, además de entregar derechos de pesca en propiedad y recursos bentónicos para los tres mil pescadores de la región de Aysén.
- Rebaja sustantiva en el costo de la canasta básica (electricidad, agua, alimentos esenciales).
- Pensión regionalizada para los adultos mayores y personas con capacidades diferentes que viven en Aysén.
- Rutas de acceso para el pequeño y mediano campesino.
Más de uno señalaría que este
petitorio es absurdo, y no se conlleva con la prosperidad de la economía
creciente en Chile, en tiempos de crisis. Pero, es verdad, hay zonas en nuestra
provincia imperial que se encuentran tan desposeída, como Aysén, o aun en peor
situación.
Ya un gran contingente de fuerzas
especiales se encontraba en la
Araucanía , tratando de contener las demandas del pueblo
mapuche, que por siglos ha continuado luchando por sus reivindicaciones y una
mejor calidad de vida, desde su propio punto de vista. Una región completamente
militarizada, donde la “Ley Antiterrorista” hace sentir su furia contra un
pueblo que sólo busca dignidad.
“Hay que entender que la “Ley
Antiterrorista” es la forma que tiene el estado de Chile para sobreponerse a la
legislación vigente, y al “Pacto de San José de Costa Rica”, para encarcelar a
quienes considera peligroso, pasando por encima de los derechos de un ciudadano
libre, es decir, la presunción de inocencia y la legitima defensa, son factores
que se ignoran completamente. Más encima se utilizan testigos protegidos y
pagados por los fiscales, con el fin de que la defensa no tenga acceso a
interrogarlos con facilidad”.
El gran número de efectivos de
fuerzas especiales fueron destinados a la región del Gral. Carlos Ibáñez del
Campo, a la ciudad de Aysén, donde los uniformados se encontraron con un pueblo
decidido a no bajar la cabeza ante los intentos de control, por parte del
gobierno central.
Fue divino ver, con mis ojitos,
que los ayseninos lucharon a tal punto que en muchas oportunidades hicieron
retroceder, con la cola entre las piernas, al poderoso cuerpo de fuerzas
especiales de carabineros. El Puente Ibáñez pasará a la historia como símbolo
de la resistencia de un pueblo, ante la opresión del fascismo.
Carreteras bloqueadas por los
ayseninos, y una brutal reacción ante la represión, hizo por días poner al
estado de Chile de rodillas. Obviamente que el conflicto se paralizó por unos
días, por las casi suplicas del gobierno que intentaba no tener que recurrir a
las “Ley de Seguridad Interior del Estado”. Otra estólida ley que coarta las
libertades individuales del ciudadano, gran regalito de los tiempos de
dictadura que la
Concertación nunca quiso modificar en los veinte años que permaneció
en el poder. Claramente el gobierno trata de mantener un bloqueo comunicacional
de la zona, y presentarse, ante los medios de presa capitalinos, como un
gobierno que no sede ante las presiones (expresión de mi editora al leer mi
crónica: “que hijo de puta”).
Aunque la demostración de los
aysenninos fue de antología, la represión por parte de carabineros fue brutal.
La peor forma de demostrar que en Chile los carabineros cumplen órdenes, cuales
quiera que sean estas, sólo porque el patrón lo manda. Y esto significa que si
el señor del fundo manda a cometer un ilícito, carabineros obedece sin
preguntar.
Como pasó en el advenimiento de
la democracia, al final únicamente los uniformados serán perseguidos y juzgados
por crímenes de lesa humanidad, y los civiles que dieron las ordenes, seguirán
usufructuando del poder, aun más cuando son políticos fascistas.
¿Cuándo pasaré un verano como el
común de los mortales?
Algo me sorprendió de
sobremanera. Existen grupúsculos de personas que participan en las marchas que
se hacen ver como los dueños de las calles. Identifican a los supuestos
infiltrados y hacen una labor de seudo linchamiento público. Una verdadera
cacería de brujas.
Identifican a alguien, los
emplazan, los juzgan y hasta los condenan a una expulsión brutal. Siento, como
si hubiese que pedirles permiso para estar apoyando o participando en una
marcha. Si no eres de ellos, puedes pasar un muy mal momento. Me pregunto: Si exclusivamente
quieren ser ellos, ¿qué sacan con promover una actividad de protesta, si al
final únicamente quieren ser ellos los que estén allí?
Es verdad, existen infiltrados en
las marchas, grupos especializados en provocar a los chicos a que cometan actos
violentistas. Hay muchos que son funcionarios de carabineros, vestidos de civil
que andan identificando a los posibles infractores, o sencillamente para sugestionar
a los grupos anarquistas con el fin de desarticularlos o simplemente
detenerlos. Muchos de esos funcionarios realizan sus actividades bordeando la
ilegalidad. ¡Que maravilla de policía existe en Chile! (comentarios irónico, si
es que los termocéfalos no lo han entendido).
Mi cuestionamiento va por los que
supuestamente gritan en dichas actividad “ESE ES UN SAPO” (infiltrado).
Al parecer, no sólo tienes que
preocuparte del actuar de carabineros en una marcha, sino que también del
procedimiento de personas que se ponen en un lugar de supremacía y hegemonía,
identificando a quien se les da la real gana como un “SAPO”, y haciendo valer su
propia y personal manera de ver los derechos humanos. Además, nunca falta algún
personaje que intenta enseñarte cual debe ser tu función como Observador. Como
expresase Roger Waters en Chile, después de su visita al Presidente Piñera:
“mmmm”..
¿Recordamos algo de historia?
Kramer (criminal, inquisidor
católico alemán), acostumbraba esperar tranquilamente en su casa hasta que un
grupo de patanes gritase “BRUJA”. La chica inculpada era llevada al inquisidor,
que con toda naturalidad le decía: “Te
torturaremos hasta que confieses que eres una maldita bruta”. Si no confiesas,
te tiraremos al lago para ver si flotas y te delates como bruja, porque si no
flotas es que eres inocente. Bueno, eso último no me consta que Kramer dijese,
pero la idea es esa. Después del supuesto juicio, la chica era definitivamente
condenada, hay que entender que en aquellos tiempos el hecho de culpar a
alguien de bruja era camino seguro a la muerte de la (el) inculpada(o). Esa
forma de juicio, sin presunción de inocencia y sin legítima defensa, sólo
provocó la muerte de cientos de miles de mujeres a lo largo de la historia.
Hoy sucede algo similar entre
algunos grupos fundamentalistas, de derecha e izquierda, que ante la presencia
de un desconocido, rompen en gritos señalando que este u otro es un SAPO.
Entiendo a los fundamentalistas
de izquierda, que por años nunca obtuvieron la anhelada justicia.
Lamentablemente, se han transformado en lo que más odian, en fanáticos
integristas que vociferan sobre derechos humanos, pero se olvidan de ellos al
momento de denunciar a alguien que les merece dudas, ya que con una pequeñísima
vacilación es suficiente para que estos grupos actúen desenfrenadamente.
Hoy los ayseninos esperan
respuesta. Y como siempre el gobierno tratara de dar nada y hacer como que lo
dio todo. Creo que los chilenos estamos aprendiendo a leer en entrelineas, y la
conocidísima letra chica de los contratos. No nos basta con la palabra de un
presidente, menos la de Piñera.
En 2011 comenzamos
manifestándonos contra la represa, a construir, en la Patagonia propiedad de
HidroAysén. También protestamos por la educación en Chile. Ahora, en el 2012
comenzamos con los ciudadanos de Aysén, reclamando por demandas sociales, que
por décadas han sido ignoradas por el poder central. Y no olvidemos las
demandas históricas de los pescadores artesanales y los trabajadores
portuarios.
Se nos viene nuevamente la
educación, con más fuerza, pero también se asoman los problemas de la salud, la
región de Magallanes, la ciudad de Calama y el cobre, el litio; y, en una de
esas hasta Arica, la puerta de acceso al norte de Chile.
Los dados están en la mano,
únicamente falta tirarlos, ¿quién ganará?
Yo sólo quiero salir de
vacaciones a un lugar donde pueda estar todo el día desnudo, sin asearme, comer
cuando tenga hambre y beber cuando tenga sed, no preocuparme por mi cabello o
mis uñas, eructar y lanzar gases a cada rato sin problemas. No es una imagen
muy romántica e idílica, pero me vale un huevo…. Necesito descansar…
¡Salud y
anarquía, y un porrito cada día!
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