Escribo un grito de auxilio, desde el silencio
profundo de la Patagonia.
Escribo soñando que tal vez el Ministro de Cultura señor
Luciano Cruz Coke, que el Sr. Intendente de Valparaíso, la Alcaldesa de Viña del
Mar, alguien de buena voluntad y poder, llegue, por esos milagros de
la comunicación, a leer esta carta y haga algo.
La orquesta de Marga Marga agoniza frente al silencio de los
ciudadanos de Viña del Mar, de los artistas y compositores que ha interpretado,
frente al silencio del Consejo de la Cultura.
Hemos compartido con los trece músicos de
esta orquesta, en la Patagonia
profunda, viajado con ellos y sido testigos del amor por la música de
estos maestros que la integran. En Argentina, en
una perdida localidad de la Patagonia llamada los Antiguos los hemos visto
enseñar a niños de Río Gallegos, de Puerto Deseado, de Los antiguos. Ellos han
viajado por la carretera austral para compartir su música con la
comunidad y enseñar a los niños de Puerto Cisnes, de Coyhaique. Con
el mismo profesionalismo como si estuvieran en un concierto en el teatro
Municipal de Viña, ese que ellos han hecho vivir desde el año 2010, tocan
conciertos en las distintas localidades de la región de Asen.
Situación que con las nuevas orquestas que con las nuevas
bases de creación de orquestas profesionales convocatoria 2013, difícilmente
podrá hacer por razones de costos. Es muy diferente mover una orquesta de
cámara que una orquesta sinfónica. En este último caso, los costos se
triplican.
Hemos escuchado a la Orquesta de Marga Marga en el centro de extensión
del Consejo Nacional de la
Cultura , en el Teatro Municipal de Viña, interpretando
compositores chilenos como Eduardo Cáceres Rafael Díaz, Boris
Alvarado, que están sentados en la sala. Ese concierto me hace recordar esos
viejos tiempos en que la orquesta de Cámara de Chile dirigida por Fernando
Rosas, mi padre, estrenaba las obras de Garrido Leca, Alfonso
Leng, entre otros que también estaban en esos
años pasados en la sala del concierto, compartiendo esos momentos
con el público. Desde la infancia que no recordaba un momento
musical como ese.
Se que si mi padre estuviera vivo, diría algo, quizás por lo
mismo, mi urgencia de escribir estas palabras antes de que sea demasiado tarde.
Lo escuché mil veces preguntarse porque siendo viñamarino-Porteño, no había
podido hacer más por el desarrollo de la música en la región
que lo vio nacer, preguntarse los motivos de porque la región de Valparaíso no
tenia una orquesta profesional que perdurara.
Cuando Luis José Recart creó la Orquesta de Marga Marga,
cuando vi sus conciertos en el hall del teatro municipal de viña en reparación
post terremoto, pensé que algo había cambiado, que al fin la región de Valparaíso
tenía una orquesta de la calidad que se merece. Ser testigo de estos
conciertos, de la aceptación del público, del cariño de la comunidad me hizo
sentir que se cumplía el sueño de mi padre, el sueño de los que
crecimos en viña, de que la ciudad y la región misma tuvieran una
orquesta de excelencia.
Pero no. Los sueños duran poco.
Un proyecto que desde el año 2010 fue planteado de
continuidad por el programa de creación de orquestas profesionales del Consejo
nacional de la Cultura ,
hoy tiene la sentencia de muerte firmada.
A alguien en alguna parte, se le ocurrió que lo que Chile
necesita para el desarrollo de las Orquestas profesionales es otra
cosa y no orquestas como esta. La Orquesta Marga Marga no puede
competir con los requisitos exigidos por el Consejo de la Cultura para concursar a
financiamiento 2013. Con estas nuevas bases, sería irresponsable. Son bases que
han sido creadas como si la mano negra que siempre aparece en chile para
destruir lo poco que se construye, estuvieran hechas para matar un maravilloso
proyecto como este. Cuyo tamaño nos ha permitido traerla hasta el
confín de la tierra, situación que podría repetirse porque mover trece
músicos e instrumentos es factible, mover treinta a estos lugares
apartados de la Patagonia
es impensable.
Una orquesta y un director que han estrenado en tres años
más de ochenta obras de compositores chilenos, una orquesta que realiza más de
ochenta conciertos del más alto nivel al año, una orquesta cuyos integrantes
son doctorados en sus respectivos instrumentos, no es suficiente para este
nuevo concurso.
El esfuerzo realizado por su director y sus integrantes que
cambiaron de ciudad, que se entregaron en cuerpo y alma desde el año 2010 a este proyecto,
confiando en que la palabra del Consejo de la Cultura de la continuidad
de las orquestas profesionales que se crearan, tampoco.
Solamente tres años, es la continuidad que el Consejo dio a
este proyecto. Sin medir consecuencias, sin evaluar el impacto que esta medida
tiene, sin ninguna responsabilidad con el movimiento musical que un proyecto
como la orquesta Marga Marga ha generado a su alrededor, cambian las bases de
concursabilidad, se pone sentencia de muerte a un proyecto musical, me atrevo a
decir uno de los interesantes proyectos musicales del país.
Resulta preocupante para la las nuevas
orquestas profesionales que se creen, esta experiencia de
continuidad, tres años no es tiempo para consolidar un proyecto, los músicos y
gestores profesionales lo sabemos de sobra.
Con la esperanza de que alguien reaccione, les
saluda desde Aysén, la
Patagonia de Chile,
Magdalena Rosas Ossa
Profesora de Estado en Educación Musical
Master en gestión Cultural Universidad de Barcelona.
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