Manifiesto del movimiento indígena, artistas y sociedad
civil por la paz
Colombia: Llamado general por la paz
Es la hora de parar la guerra
Es la hora de la paz
Después de más de 50 años de conflicto armado en el país se vislumbra 
una nueva posibilidad de terminar con la violencia armada y la guerra. 
El gobierno y las FARCEP han anunciado su decisión conjunta de avanzar 
en un proceso de diálogo y negociación que ponga punto final al 
derramamiento de sangre. El ELN ha manifestado la disposición a 
integrarse en este proceso. Saludamos con esperanza y alegría estas 
decisiones.
¿Cómo lograr que esta paz sea duradera y estable? Desde las 
organizaciones sociales de mujeres, de afrocolombianos, de indígenas, de 
campesinos, de niños y niñas, de artistas, de obreros, de estudiantes, 
de víctimas, de intelectuales, de trabajadores, de desempleados, de 
campesinos, de periodistas, de empresarios, de ciudadanos y gobernantes 
que hemos venido trabajando por la paz durante décadas enteras, creemos 
que la construcción de la paz sólo es posible si se garantiza la más 
amplia participación de todas las voces de la sociedad, para superar las 
distintas formas de violencia, la discriminación y la exclusión en la 
vida cotidiana. La paz no sólo es un acuerdo entre actores armados: es 
una participación entusiasta, una conquista social de un derecho 
fundamental.
Es duradera la paz construida con transformaciones que hagan realidad el 
Estado Social de Derecho y le den vida a los principios de respeto a la 
dignidad humana, la vigencia de la solidaridad, del reconocimiento a la 
diversidad, del carácter pluriétnico y multicultural y el pleno 
reconocimiento a la equidad e igualdad de género. La construcción de la 
paz integral y sostenible sólo es posible si la sociedad se compromete a 
un desarrollo desde la equidad y en relación armónica y respetuosa con 
la naturaleza. La agenda pactada y los compromisos que de ella se 
deriven tendrán que darle cabida a las agendas y pactos de la sociedad 
entera, construidos desde los movimientos y las organizaciones que 
reclaman ser refrendados en los escenarios de la democracia. Permitir 
que las aspiraciones de la sociedad se manifiesten en el marco de las 
negociaciones, es otorgarle una verdadera legitimidad al proceso y 
sienta las bases para una paz sostenible.
Este Manifiesto por la Paz 
se ha gestado al unísono con el levantamiento 
y la resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca que exigen el 
retiro de la guerra de sus territorios, el respeto a sus derechos 
territoriales y culturales, de autonomía, consulta, identidad, dignidad 
y respeto a las normas del Derecho Internacional Humanitario; estas 
demandas también se escuchan desde el Pacifico, el Caribe, Arauca, el 
Catatumbo y Colombia entera.
Hemos insistido y volvemos a insistir: este proceso de Paz debe tener un 
capítulo de diálogos regionales que nos permitan participar con 
autonomía y voz propia en este nuevo escenario de Paz; no sólo Noruega y 
Cuba, sino nuestros territorios en el Cauca y en general los territorios 
ancestrales son escenarios para la paz; los seguimos ofreciendo con este 
propósito.
Llamamos a los gobiernos latinoamericanos, a los movimientos sociales en 
todo el continente a rodear y cuidar entre todos este proceso, a exigir 
que esta vez la Paz 
sea una realidad, pues la guerra también los afecta.
Es hora de la movilización, de la acción colectiva en calles, plazas, 
caminos, tribunas, foros y puntos de encuentro. Es el momento de crear 
los espacios para la participación y concertación. Que se cumpla la 
palabra; que se llegue pronto al cese de hostilidades, que se acabe con 
el paramilitarismo y el narcotráfico, que se silencien las armas 
destructoras; que se le dé oportunidad a la verdad histórica, a las 
memorias y a los derechos de las víctimas, que la democracia y la vida 
florezcan en Colombia y América como lo han soñado todos los precursores 
y luchadores por la independencia y la libertad.
Llamamos a todos los colombianos y colombianas a disponerse a aportar a 
esta posibilidad de paz; la llave de la paz nos pertenece, las puertas 
de la paz están abiertas, la responsabilidad de la paz es de todos, de 
todos el esfuerzo. Que nadie se quede en silencio.
Fuente: Magdalena Rosa

 
 

