Por: Magdalena Rosas
Querida familia, amig@s compañer@s:
Y con la
Orquesta Marga Marga, por esas
cosas únicas de la vida, yo también comencé a tener un año
movido, viviendo entre Patagonia y Valparaíso.
Llego a este puerto que sobrevive apegado a la
nostalgia del pasado, como si fuera su única posibilidad de sobrevivir
a la modernidad apabullante.
Me encuentro con el mismo choque que vivo,
cada día en Patagonia.
En el Chile de hoy, entre las corporaciones y
las inmobiliarias, nos robarán lo último que nos queda de memoria.
Y a la gente como usted y como yo, no nos queda más remedio
que salir a la calle a caminar y gritar con la ilusión de que
podremos detenerlos.
El Hospital Alemán de Valparaíso ya está en el
suelo, lo reemplazaran departamentos de buen precio. Ahora se viene el Mall en
el Muelle Barón, la plaza Victoria para
estacionamientos subterráneos y después ¿que?
Pascua Lama: Muerte anunciada de glaciares en el norte
chileno. Ex presidente de Perú contratado por Hidroaysen para venir
a hablar de las bondades del proyecto que destruirá nuestra Patagonia
para siempre.
Páginas completas de la prensa para defender supuestos
beneficios, mientras ciento como tiritan de placer las monedas en sus
bolsillos.
Por las calles nuestras de Valparaíso, recuerdo los
titulares de prensa del año 25, la necesidad de que Valparaíso tuviera
industrias, una ciudad donde la pobreza se encarama de los cerros y se cuelga
de ellos con los mismos problemas hace ya casi un siglo: la falta de
trabajo, los perros, el olor a orines en las esquinas, la basura.
¿Que a quien le importan las conversaciones los sueños y las
ilusiones de los marchantes? ¿que importan los hijos de los hijos de los
marchantes que seguirán marchando hasta que no les quede aliento?
Un gran abrazo desde un bello día asoleado del
Puerto,
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