Hemos tenido hielo en las mañanas, escarchas, mucho frío.
Desde mi última carta a ustedes han pasado muchas cosas.
José Asencio viene llegando hoy desde Santiago, ya podré
conversar con él para saber y compartir detalles de sus entrevistas, visitas y
encuentros.
Hoy, lo más triste y deprimente, ha sido la visita del
Presidente Piñera a la región. Desesperanzadora resultó la inauguración del Centro
Cultural para la ciudad de Coyhaique, un proyecto que comenzó el el gobierno de
Bachelet y que consiste en implementar centros Culturales en todas las ciudades
de más de cincuenta mil habitantes.
Más de mil quinientos millones de pesos le entregó el
Consejo Nacional de la Cultura
y las Artes a la
Municipalidad de Coyhaique para la construcción de este
centro cultural, una necesidad muy sentida para la comunidad y que según
entiendo, todavía no es recepcionada por el departamento de obras del municipio
y aún no cuenta con mobiliario ni equipamiento.
Inauguraron un edificio que permanecerá cerrado por varios
meses más.
Triste y deprimente llegar al lugar que estaba completamente
acordonado en varias cuadras a la redonda. Triste encontrarnos con los
artistas, ex integrantes del comité consultivo del CNCA, ex directora regional
del CNCA que sin ser invitados, participábamos detrás del cordón de
carabineros.
En algún momento, un grupo de personas quiso cruzar la
cuerda y aparecieron entonces los policías de las Fuerzas Especiales que
se instalaron entre la comunidad y el centro cultural.
¡Triste espectáculo!
Un edificio que costó años levantar porque la planificación
cultural del municipio era pobre, sigue siendo pobre y se empobrece aún más con
esta inauguración vacía, hueca, y con la gente de la comunidad artística detrás
de las Fuerzas Especiales.
La inauguración del centro cultural de la capital regional
tendría que haber sido una fiesta ciudadana llena de artistas, exposición
de colores y alegría. Con niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, artesanos,
artistas, la gente que dará vida al centro.
¿Pero que fue?
Los niños que tocaron obligados dentro del acto, luego salieron
a la calle con sus instrumentos, cruzaron la barrera policial y se acercaron
donde nosotros estábamos, sacaron sus instrumentos y tocaron el aparecido. Con lágrimas en los ojos y rabia en el corazón inauguramos
así el centro cultural, rodeados de carabineros mientras adentro, en el salón,
el Presidente de la República de
Chile, creía estar haciéndolo fantástico.
Muchos saludos a todas y todos
Magdalena


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