Salir un día como hoy a la calle significa ver rosas y
libros por todos lados. No hay más que caminar por las ramblas de la ciudad
para ver puestos que venden rosas y otros que venden libros. Es la Diada de Sant Jordi.
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Feliç Sant Jordi |
El día 23 de abril se conmemora la muerte de Sant Jordi (San
Jorge en castellano) en el año 303. Sant Jordi es considerado patrón de
diferentes lugares como Inglaterra, Georgia, Etiopía, Bulgaria, Portugal y
España, donde es patrón de Aragón y Cataluña. Además, este día coincide con el
Día Internacional del libro, declarado desde 1996 por la UNESCO.
Centrándonos en Cataluña, el 23 de abril es un día muy
especial para los catalanes, que celebran orgullosos esta fiesta popular en la
que se regalan libros y rosas, una mezcla de tradiciones y
costumbres, algunas de las cuales se remontan a la Edad Media.
Cuenta la leyenda que en la villa de Montblanc
estaba siendo aterrorizada por un colosal dragón. La bestia se había instalado
a las afueras del pueblo, infectando el aire y el agua con su aliento apestoso
y causando estragos entre el ganado. En su búsqueda de alimento, cada vez se
aproximaba más a las murallas, por lo que los vecinos tuvieron que buscar una
forma de mantenerlo apartado. Empezaron dándole de comer ovejas; cuando éstas
se acabaron, siguieron con los bueyes, y luego con los caballos. Y por fin no
tuvieron más remedio que sacrificar a los propios habitantes. Se metieron los
nombres de todos en un puchero, también el del rey, y el de su hija la
princesa, y cada día una mano inocente decidía quien moriría la mañana
siguiente. Y una tarde la escogida fue la princesa. Dicen unos que el rey lloró
y suplicó a sus súbditos por la vida de su hija, pero que de nada le sirvió, ya
que no era el único padre desconsolado.
Cuentan otros que el rey entregó a su hija con valentía y
entereza. Sea como fuere, la joven salió de las murallas y se dirigió hacia su
triste destino.
Cuando el terrible dragón avanzaba hacia ella, surgió entre
la bruma un hermoso caballero vestido de blanco sobre un caballo blanco que
arremetió contra la bestia. El animal, herido, se sometió al caballero, que le
ató al cuello un extremo del cinturón de la princesa. La dama tomó el otro
extremo del cinturón y, para pasmo de los pobladores de Montblanc, condujo al
dragón como a un perrito hasta la puerta de la ciudad. Allí, a la vista de
todos, el caballero remató a la bestia de un certero golpe de lanza. Dicen unos
que el dragón se fundió y fue absorbido por la tierra. Cuentan otros que un
gran charco de sangre se formó a los pies del caballero. Sea como fuere, en
aquel mismo instante creció un rosal y de sus ramas brotaron rojas rosas.
Jorge, o Jordi, o George, o Giorgios, que es como se llamaba el caballero,
obsequió a la princesa con una de esas rosas.
Aunque no hay constancia de la fecha exacta en que se
comenzó a regalar rosas por este día, se cree que esta tradición se remonta al
s. XV cuando se repartían rosas a las mujeres que asistían a la misa oficiada
en la capilla de Sant Jordi en el en el Palacio de la Generalitat , y de que
en esa misma plaza se celebraba la
Fira de roses (Feria de rosas), una vieja fiesta en la que
los hombres regalaban rosas como prueba de amor, un antecedente del actual San
Valentín.
La rosa va acompañada de una señera y una espiga
de trigo. El color rojo de la rosa simboliza la pasión, la señera al
patrón de Cataluña y la espiga de trigo representa la fertilidad. Todos los
hombres regalan una rosa a su pareja, madre, hermana... o a cualquier mujer que
se crea oportuno. Las mujeres, por su lado, suelen regalar un libro.
Así que, ya sea porque tienes alguien a quien regalarle o,
simplemente, por conocer esta antigua tradición, sal a la calle a disfrutar de
este día, a pasear por las ramblas o por Montblanc, donde miles de
personas acuden a revivir la leyenda de Sant Jordi, la princesa y el dragón.
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